La mezcla del mundo Disney con otras marcas o universos de ficción ha dado lugar a estudiadas iniciativas comerciales a lo largo de los años. Disney siempre ha sido prudente a la hora de utilizar a Mickey Mouse, Donald Duck y Goofy en este tipo de operaciones para evitar arruinar la reputación de los personajes o sobreexponerlos.
Y así, de forma un tanto sorprendente, llegó la colaboración sin precedentes entre Disney y Marvel Comics, que comenzó el año pasado, primero con portadas variantes que imaginaban a Mickey Mouse y sus asociados como superhéroes de Marvel, y ahora con algunas historias de cómic publicadas por la Casa de las Ideas.
El pistoletazo de salida lo dio Uncle Scrooge and the Infinity Decade, escrita por Jason Aaron y dibujada por un grupo de ilustradores italianos, una aventura de Uncle Scrooge que mezcla los ambientes de Carl Barks y Don Rosa con el estilo de narración de Marvel.
Posteriormente, comenzaron a publicarse una serie de “What If…?” (aquellos álbumes fuera de la continuidad principal Marvel en los que se cuentan mundos y escenarios alternativos) dedicados a mash-ups entre personajes Disney y Marvel, retomando la idea de las portadas. Ahora es el turno de de que Donald Duck entre en escena con una historia como protagonista.
What If…? Donald Duck became Wolverine: un análisis
El primero de estos cómics en salir a la venta es What If…? Donald Duck Became Wolverine? realizado por Luca Barbieri y Giada Perissinotto, el álbum habla de un Duckburg distópico gobernado por Peg-Leg Pete, que ha “robado las armas invencibles de los héroes”, dejando a la población indefensa. Mickey-Ojo de Halcón pide a Donald-Wolverine, el único que no necesita armas, que le ayude a derrocar a Pedro. Junto a Goofy-Hulk, los tres se enfrentan a Peg-Leg Pet en su cuartel general, el almacén de Scrooge.
Los autores intentan algo inesperado: en lugar de contar los orígenes de Donald-Wolverine, lo sitúan en un escenario que recuerda al postapocalíptico Old Man Logan, pero “¿Y si…? El Donald Duck se convierte en Wolverine” es una historia que hace aguas, inventándose una premisa ilógica: los héroes perdieron sus armas y por lo tanto son inútiles, pero… conservan sus poderes. ¿y entonces?
Debo admitir, igualmente, que a veces se hace irritante la forma demasiado simple y superficial en que aborda la tarea de unir los dos universos: para empezar, los héroes no se llaman con alías, como suele ser el caso, sino trivialmente con sus nombres unidos por un guion (Goofy-Hulk, Pluto-Colossus, etcétera). Adicionalmente, “¿Y si…? El Donald Duck se convierte en Wolverine”, quisiera contar una historia cómica y al mismo tiempo épica en el espacio de unas pocas páginas, fracasa porque no logra ninguna de las dos.
La impresión es que estos “¿Y si…?” Disney/Marvel, al igual que lo sucedido con la historia del Tío Mc Pato, son productos puramente comerciales, pruebas para medir el gusto del público por determinados emparejamientos, para hacer que los lectores de Marvel vean a los personajes Disney bajo una nueva luz y para acercar a los fans de Disney a los cómics, y por tanto en los que la historia tiene una importancia relativa y los autores un margen de maniobra sin lineamiento alguno.
Importante tener en cuenta que en USA Mickey Mouse, Donald Duck y los demás personajes se leen o ven como iconos puramente infantiles, mientras que, por ejemplo, en Italia, donde precisamente este crossover ha tenido especial importancia “Topolino” o Mickey Mouse y sus amigos son personajes para todas las edades y de allí la presunción que desean utilizar ambos mundos para llamar la atención de un público que desconoce el enfoque del otro universo de personajes.
No es casualidad que, en una entrevista publicada sobre Mickey Mouse, Luca Barbieri explique que los emparejamientos entre personajes Disney y Marvel ya habían sido elegidos por los editores, dejando en manos de los dibujantes la tarea de hacer cuadrar los números, pero, por desgracia, hay que juzgar el resultado final, y el resultado final es muy escaso, por no decir otra cosa.
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Es una pena ver cómo se malgastan recursos creativos en este tipo de operaciones. La idea de unir no sólo los dos universos de Disney y Marvel, sino también las dos industrias, la estadounidense y, por ejemplo, la italiana, es potencialmente intrigante, y cabe esperar que nuestra gran cantera de autores se ponga al servicio de historias que merezcan la pena ser leídas.
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