Guaco en los 80’s había comenzado una nueva etapa, etapa que marca una nueva diferencia en las entrañas del grupo, en el gremio gaitero (del cual estaban por desprenderse) y en la percepción del público que aun consideraban al grupo como un “conjunto gaitero”, pero que ahora habían creado un sonido único rompiendo todos los paradigmas.
Entre 1980 y 1981, ocurrió lo que sería una especie de transición en la ahora conocida “Súper Banda”. En el 80, sufren aquella famosa división con la salida de varios músicos que venían de la década anterior y que los llevó, incluso, a regrabar el disco de ese año. Pudieron recuperarse de ese ligero “golpe” a nivel creativo y potenciaron la propuesta que ahora presentaba Ricardo Hernández para con la agrupación.
En 1981, siguieron cosechando grandes éxitos y reafirmando la propuesta del ahora director musical del grupo, mientras seguían ganando adeptos en todos los rincones del estado Zulia y el resto de Venezuela, tal y como se lo contamos con todos los detalles en el artículo Guaco ’81: 40 años de innovación, transición y de un sonido único en su clase.
Sin embargo, en los años posteriores, aquel estilo que se convertiría en el “Sonido de Venezuela”, lograría engranarse y conseguir la fórmula del éxito para los años siguientes, no sin antes, evolucionar.
Guaco ’82: la evolución se convirtió en el sello de la casa
Ahora situémonos en 1982, para este momento, el movimiento de la salsa seguía vigente, pero el sello que llevó el género a la cima (FANIA) estaba quedándose sin aire y comenzaba a sufrir los estragos del despilfarro y la corrupción. Mientras tanto, grandes discos seguían vendiéndose como “Siembra”, “Canciones del Solar de los Aburridos”, “Maestra Vida”, todos producidos por Willie Colon y Ruben Blades, además de otros como “Vigilante” de Héctor Lavoe, entre otros. Todos estos discos influyeron a muchos músicos y bandas.
En Venezuela, estaba Oscar D’ Leon, que ya no pertenecía a la Dimensión Latina, ni a la Salsa Mayor, pero que seguía grabando discos espectaculares imponiendo éxitos sin parar.
Pero esto era en la salsa, en Estados Unidos, el rock había evolucionado a otras vertientes, la música disco había tenido su etapa dorada y que le permitió el paso a otros artistas. Ahora la música popular, en todas sus ramas, era otra y se venían grandes cambios musicales en la década de los 80’s, Los Guacos no fueron la excepción.
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En Caracas, Venezuela, Los Guacos llegaban a Sono Dos-Mil (famoso estudio de grabación) en agosto de 1982, para grabar lo que sería su nueva producción, con un sonido ya consolidado, llegando al punto de madurez que requieren los procesos de cambio que surgen dentro de una propuesta tan variante como la de la banda.
Ricardo Hernández, en el centro de la dirección musical y apoyado por el resto de la banda, logra, lo que uno como melómano llama un “disco redondo” y no es más que una producción en la que todos los elementos involucrados están en su “peak” o en su punto más alto.
Ya con un estilo definido, solo había que dejar fluir las ideas y es así como se llegan a escuchar temas como “Pastelero”, “Para Ella”, “Madre”, una nueva versión de “Guaco y Tambora”, “Así Soy Yo”, “Brindis”, “Por Eso Me Encanta Mi Maracaibo”, “Para Ti Chinita” y “Parranda Navideña”.
En esta nueva producción, se puede apreciar una de las muchas transformaciones del grupo a lo largo de los años. Ya se comienza a sentir esa “salsa maracucha” con la que muchos trataron o aun tratan de definir el sonido del grupo.
“Para Ella” es un buen ejemplo de eso (este tema formó parte de lo que se le conoce como “la mitad” dentro de la agrupación, al igual que otros como “Noche Sensacional” y “Guaco Pa’ Ti”). Si se le pone atención a la segunda mitad del tema, se puede distinguir lo que sería el sonido de aquí en adelante a nivel de ritmo percutivo.
Como melómano y amante de la música, siempre me llamó la atención el buen gusto para los arreglos de las cuerdas que Ricardo Hernández aportó en este nuevo disco, y como estos arreglos se compenetraban con el saxo/flauta o aquellos arreglos influenciados por el Bossa Nova en “Así Soy Yo”, la “salida” de “Madre” que tiene una especie de medio Swing/Rock and Roll, entre otros.
La creatividad de Guaco se expande
Por supuesto, la banda no desaprovechó la oportunidad para contar con una participación de Milton Cardona (Percusionista de la banda de Willie Colón y un fiel integrante de la orquesta de Héctor Lavoe, entre otras). Cardona realizó su colaboración en una sola toma para el tema “Pastelero”, en una tarde que lo llevaron a escuchar lo que estaban haciendo Los Guacos y no resistió el swing que escuchó en Sono Dos-Mil.
Otra de las grandes participaciones del disco es la de Radamés Pimentel, uno de los grandes percusionistas de la orquesta de Oscar D’ Leon, y que fue invitado para participar en el solo de Batá que se puede disfrutar en el tema “Por Eso Me Encanta Mi Maracaibo”.
La creatividad de grupo había llegado a un punto que hacía 10 años no podían haberse imaginado, pero el camino estaba trazado desde el momento que decidieron ser “diferentes” y aportar una riqueza musical en Venezuela como pocas agrupaciones.
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Ricardo Hernández y Gustavo Aguado como líderes de la banda, permitieron que la agrupación siguiera el camino hacia la evolución en donde podemos escuchar como Romer Quintero, Sundín Galué, Alirio Pérez y Frank Velásquez se abren paso dentro de la armonía y melodía de los arreglos, mientras que excelentes percusionistas como Fernando Valladares, Federico Pineda y los honoríficos Alexis Moreno y Yonis Flores, fueron el motor percutivo en esta producción.
40 años de una producción que se convirtió en un clásico

Definitivamente, dentro de la etapa de Ricardo Hernández como director, habría un antes y después, además de que cabe destacar que esta producción sería la última en no tener una sección de brass definida, ya que para el siguiente año se añadiría una sección de trompeta, trombón y fliscorno que acompañarían al saxo y flauta de Frank Velásquez.
Este sería el último disco que grabaría Guaco con el sello Integra (Interamericana de grabaciones) de Orlando Montiel, aquel ejecutivo de la CBS que estuvo reacio, en primera instancia, a la contratación del grupo por la compañía que trabajaba en 1972, cambiaría de parecer después que los vio en una actuación en vivo y se convertiría en una persona importante en el desarrollo del grupo durante esos 10 años hasta 1982.
En este 2022, esta producción de Guaco está cumpliendo 40 años. Cuarenta años de innovación, de evolución, de perfeccionamiento de una propuesta que siguió creciendo, y que 4 décadas después, aun se siguen disfrutando sus temas como en su año de lanzamiento. Temas que hoy se consideran clásicos, tanto en el ambiente zuliano, como en el resto de Venezuela. Una producción que siguió reafirmando el camino de un proyecto que se convirtió en uno de los mejores que se hayan creado en territorio venezolano.
Te invitamos a disfrutar de esta producción y si tienes algún comentario, esperamos leerte aquí debajo con tus impresiones y opiniones.
Excelente Carlos.