Sí, Alan Parsons tiene magia. Esa magia de atraerte, de llevarte hasta su mundo de dramática fantasía y encerrarte allí para siempre aunque tú no te des cuenta. Sus canciones, tan estilísticamente personales, aún siguen sorprendiendo y superando el paso del tiempo.
El gran éxito homónimo del disco, Eye In The Sky, no es más que otra pieza dentro de este trabajo lleno de luces y sombras. Cada canción tiene una historia, un sentimiento, que en ocasiones solo se deja ver al trasluz.
Si aún no has tenido el placer de escuchar este gran álbum, no esperes más. Si ya lo escuchaste, vuelve a hacerlo. Pero antes, sigue leyendo para descubrir qué hay detrás de Eye In The Sky.
Hablemos un poco sobre ‘Eye In The Sky’: La magia de Alan Parsons

Eye In The Sky es el sexto álbum de Alan Parsons Project, lanzado bajo es sello discográfico Arista Records en mayo de 1982.
Fue grabado en equipos analógicos pero mezclado en digital. Es un álbum tan bien hilado que perfectamente podemos disfrutarlo de principio a fin sin tener la sensación de que unos temas destacan más que otros o son más importantes.
Realmente el concepto que quería tratar Alan Parsons en el disco era el sistema de creencias (religiosas, políticas, teleológicas…) relacionándolo con la idea universal de que alguien superior nos observa y controla. Alguien de cuya mirada no podemos escapar.
El álbum fue un gran éxito, situándose entre los diez primeros puestos en numerosos países. Aunque, en ocasiones, la crítica se mostró dura con este trabajo. Ken Tucker para The Philadelphia Inquirer otorgaba la calificación más baja al álbum, hablando así de él: “Sin duda es un álbum irremediablemente banal si no fuera por las pretensiones líricas de Parsons.”
Sin embargo, el disco fue nominado un año después de su lanzamiento, en la vigésimo quinta Entrega Anual de los Premios Grammy. En 2019 ganó el Grammy al Mejor Álbum de Audio Inmersivo.
Fue el último disco de Platino que Alan Parsons Project conseguiría. Además, se convirtió en su primer éxito Top 10 desde I Robot de 1977.
Para Stephen Thomas Erlewine este álbum: “es uno de los más consistentes de Parsons, tal vez no en términos de concepto, pero musicalmente nunca hizo nada tan satisfactorio.”
El 1 de diciembre de 2017 se lanzó una nueva edición del álbum por su trigésimo quinto aniversario. La reedición fue tan exitosa que Alan Parsons junto con los ingenieros Dave Donnelly y PJ Olsson recibieron un Grammy al Mejor Álbum Inmersivo.
Hablemos de las canciones
Sirius
Completamente instrumental.
Comienza de forma grave, potente, hasta la entrada de la guitarra eléctrica. Las cuerdas y el piano añaden fuerza a esta pieza inicial, proporcionando un toque dramático típico de Parsons. Es una canción corta pero ideal como opening del disco.
Se ha popularizado dentro de los eventos deportivos estadounidenses al ser utilizada por los Chicago Bulls para presentar su alineación titular desde la década de los noventa. También fue utilizada como sintonía en programas deportivos estadounidenses.
Tiene mucha relación musical con la canción que la precede.
Eye In The Sky
Uno de los grandes éxitos del disco y de la carrera de Parsons en general. Cantada por Eric Woolfson, con una voz melódica y dramática que demuestra su gran gusto como vocalista.
Comienza con el bajo que sigue arrastrándose de la canción anterior a modo de hilo conductor. Dentro de la canción es precioso cómo se cuida cada matiz, como esa parada antes de la frase repetitiva “i can read your mind”. Tras un solo final de guitarra eléctrica, la canción desaparece.
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Su melodía suave y preciosas armonías nos hacen olvidar que, en realidad, la canción tiene un siniestro trasfondo en su letra, dependiendo de lo que profundicemos en ella. Nadie duda que esta canción es un gran éxito.
Children Of The Moon
Comienza de forma bastante rítmica, algo que también se refleja en el estribillo con un juego de acentos. A partir del primer minuto apreciamos cómo la canción se expande y las cuerdas adquieren ese gran dramatismo característico.
Sentimos constantemente una sensación de ascenso con unos coros que también aportan dramatismo y liviandad.
Es una canción con muchas secciones y matices diferentes. De hecho, el final con el coro es totalmente inesperado, haciéndolo mucho más bonito.
Nos puede recordar a Heart To Heart de Kenny Loggins.
Gemini
Enlaza con los coros de la canción anterior y continúa en esta con un bonito juego de voces constante. Nos incita a soñar y elevarnos del suelo. Es un momento de reposo placentero.
Silence And I
Muy parecida a The Eagle Will Rise Again, encontrando sonoridades típicas de Parsons. Es preciosa, delicada y misteriosa, adquiriendo gran dramatismo con la sección de orquesta.
Se produce un cambio drástico a la mitad de la canción, volviéndose todo mucho más alegre y desconcertante, con un piano como principal instrumento.
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Este juego de cambios bruscos es muy típico de la música de los años setenta. Pese a ello, la canción finaliza con el gran dramatismo con el que empezó.
You’re Gonna Get Your Fingers Burned
Canción alegre y asequible para el gran público. Con una estructura aparentemente sencilla, es pegadiza y sin duda otro de los puntos fuertes del álbum.
Psychobabble
Comienza con un potente bajo como protagonista. La canción camina muy bien sobre este bajo constante, con una melodía de voz potente y un acompañamiento con mucha garra y, en ciertas ocasiones, bastante experimental.
De hecho, a partir de la mitad de la canción hay un fragmento completamente distinto al carácter de la canción, teniendo como base el juego con las sonoridades.
Mammagamma
Con un comienzo muy techno-funky, es una canción completamente instrumental donde se despliegan las capacidades no sólo compositivas, sino también de producción dentro del trabajo de Alan Parsons.
Step By Step
Con una entrada muy siniestra, la entrada de voz cambia completamente el carácter a la canción. El estribillo es una composición brillante con ese juego de los coros respondiendo a la voz principal.
No es de las más recordadas pero sin duda es una de las mejores canciones de este álbum.
Old And Wise
No podría haber mejor final para el álbum que esta maravilla de canción. Ya desde el principio desprende una magia llena de delicadeza, además de ese delicioso lirismo que tanto caracteriza a Parsons.
El fondo musical empuja y complementa esa suave voz del cantante, prácticamente susurro, que consigue estremecernos y emocionarnos. Sin duda, también es una de las mejores canciones del disco. Después de escucharla, no puedes ver la vida de la misma manera que cuando empezaste el álbum.
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¿A ti también te fascina Alan Parsons? Seguro que conocías este álbum, ¡déjanos tu opinión en comentarios!
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